La Policía sabía que Mayra Solorzano (37) iba a estar no menos de dos o tres horas en la peluquería. Los detectives de la DDI de La Matanza esperaron el momento y fueron a detenerla. La encontraron con una capa rosa, con broches y papel aluminio en el pelo. Se estaba haciendo una decoloración para un balayage.

“Dejame que me saque las mechas del pelo”, pidió Solorzano, mientras era esposada. La mujer está acusada de ser la líder de una organización que realizó al menos ocho entraderas, entre ellas a la casa de un familiar del fiscal federal, y que contaba con la ayuda de un policía bonaerense.
El modus operandi utilizado era similar al que tiene la denominada “Banda del Millón”, integrada por ladrones menores y jóvenes que roban en casas de zona Norte. En este caso, atacaban en propiedades ubicadas en distintas localidades de La Matanza.
Una de sus víctimas fue un familiar del fiscal federal Sergio Mola. En el robo, ocurrido en agosto del 2023, participaron al menos siete personas y se utilizaron seis vehículos que los detectives de la DDI de La Matanza identificaron.
“Durante los robos todos los integrantes tenían roles establecidos. Había autos apostados en las diferentes puntas de las casas como campanas, estaban los que entraban en la casa y un policia ‘oreja’ que les avisaba si habían llamado al 911 para alertar sobre el robo”, explicó a Clarín un investigador policial.
El policía mencionado es el teniente Blas Camacho, integrante de la UTOI de La Matanza, quien tenía la tarea de avisarles al resto de la banda si la policía estaba en camino ya que tenía acceso a las modulaciones del 911.
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Así era trasladada Mayra Solorzano (37) tras ser detenida
“Un policía desleal”, lo calificaron policías que reprocharon su conducta.
También fueron detenidos otros dos hombres, parte de la banda. Cuando los agarraron les secuestraron elementos que habían sido denunciados como robados. También distintos autos utilizados para cometer los hechos.
Alguno de los elementos robados por la banda liderada por Mayra Solorzano (37).
“Llamalo y decile dónde queda esto. Decile que estamos en San Justo. Vamos a estar en Santa María, entre Perú y Mendoza. Atento que vamos a jugar acá”, decía una de las comunicaciones de la banda.
La banda realizaba llamadas grupales via WhatsApp cuando estaban a punto de empezar el robo a una propiedad. Chequeaban que todos estén en sus lugares, concentrados y listos para entrar, robar y salir sin que nadie los viera.
El rol de Solorzano
Con la investigación avanzada, la fiscal Andrea Palín, a cargo de la Fiscalía N° 9 de La Matanza, continuó la búsqueda de Solorzano, quien estaba señalada como la jefa de toda la organización.
“Ella manejaba la banda. Pasaba las direcciones de las casas donde ir a robar, ibas hasta los lugares y se sacaba selfies, tocaba el timbre y estaba en los autos cuando cometían los hechos para monitorear todo”, relató un investigador.
La mujer estuvo prófuga más de un año. Gracias a tareas encubierta y al análisis de un número de celular que los investigadores tenían como propio de la mujer, obtuvieron un dato clave: había pedido un turno en la peluquería.
Mayra Solorzano (37) estaba prófuga desde hacía más de un año.
Los oficiales de la DDI de La Matanza montaron un operativo discreto en el lugar. Una de las policías se hizo pasar por clienta y la esperó dentro de la peluquería.
Solorzano llegó, saludó y se sentó. La peluquera le colocó la capa y comenzó a trabajar sobre su cabellera. Quería hacerse unas mechas. La policía llegó en el medio del procedimiento. No le dieron tiempo a escapar del lugar.
Solo pidió que le dejen sacarse las mechas del pelo. Sabía que posiblemente era la última vez que pisará una peluquería en un largo tiempo.
Prensa Explícita La realidad al desnudo