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El cofundador de Google, sobre el fracaso histórico de la empresa: “El problema es que se adelantaron 10 años”

A más de una década del lanzamiento de las gafas inteligentes Glass, Sergey Brin salió al ruedo a defender a aquel dispositivo que prometió una revolución y tropezó entre críticas y temores.

Sergey Brin con las Google Glass: el producto se lanzó en el año 2012 y asumió los riesgos de ser un pionero.

El nombre de Google Glass figura en la lista de los peores fracasos en la historia de la industria tecnológica. Lanzadas en 2012, esas gafas contaron con el respaldo de uno de los gigantes del sector y fueron pioneras en su categoría, abriendo el juego a la realidad aumentada. Pero el mercado no las acogió como esperaba el fabricante: escasas ventas, críticas y temores hundieron al dispositivo, que dejó de ser producido y comercializado.

A más de una década del debut de Glass, uno de los fundadores de Google, Sergey Brin, salió al ruedo a defenderlas. El empresario, que tuvo una aparición sorpresa en las conferencias I/O 2024 y habló del Proyecto Astra, dialogó con los medios presentes y opinó que las gafas smart fueron lanzadas demasiado pronto. Con esto, deslizó que los usuarios aún no estaban preparados para tal innovación.

El Proyecto Astra y el recuerdo de Google Glass

En la edición de este año de Google I/O, la empresa estadounidense anunció diversos encantos que se inscriben en el auge de la inteligencia artificial generativa. Uno de ellos es el Proyecto Astra, cuya ambición es llevar a un nuevo nivel a los asistentes virtuales.

Acerca de esa iniciativa, Demis Hassabis, CEO de DeepMind, la división de Google abocada a la IA, dijo: “Para ser verdaderamente útil, un asistente necesita comprender y responder al mundo complejo tal como lo hacen las personas. Además, asimilar lo que ve y oye para comprender el contexto y tomar decisiones. También debe ser proactivo, fácil de enseñar y personal, para que los usuarios puedan hablar con él de forma natural y sin retrasos ni demoras”.

Siguiendo a CNET, el plan de Google en torno a un asistente virtual futurista encajaría al dedillo con las gafas Glass. ¿El producto podría regresar, con una renovada versión? “Es gracioso, porque es el hardware perfecto”, dijo Brin. Consultado acerca de un posible relanzamiento del wearable, comentó: “Tendremos que pensar en eso”.

En ese marco, el cofundador de la compañía estadounidense lanzó un tiro por elevación a algunos dispositivos con IA que se presentaron como innovadores. Probablemente, haya sido una referencia a AI Pin de Humane —un pequeño cuadrado con un asistente que se coloca en la solapa— y a Rabbit R1 —un equipo con aspecto retro y funciones de IA—. “El factor forma de las gafas era bastante bueno”, mencionó Brin y cerró con una consideración que ya se ha dicho en el pasado: qué Google Glass se lanzó demasiado pronto.

El año pasado, The Wall Street Journal informó que Brin —que en 1998 fundó Google junto a Larry Page— había regresado a la compañía que para trabajar en los productos de inteligencia artificial, incluyendo a Gemini. “Con este auge de la IA, siendo científico informático, quiero ser parte de esto. Es emocionante y placentero”, dijo el empresario, que había anunciado su retiro laboral poco antes de la pandemia de Covid-19.

Google Glass y el riesgo de ser un pionero

Google Glass emergió en el año 2012 postulándose como una gran revolución. Con el diario del lunes sabemos que eso no ocurrió. ¿Cómo se explica el fracaso de un producto que, sin dudas, fue innovador?

Tal como contamos anteriormente , la idea era disruptiva: convertía en realidad algunos avances que solo habíamos visto en el cine y en las novelas de ciencia ficción más imaginativas. Los anteojos de Google tenían una cámara en el frente e incluían los encantos de la realidad aumentada para mostrar información virtual “impresa” en escenarios reales. Por ejemplo, al llevar la mirada al afiche de una obra de teatro frente a los ojos veríamos datos como horarios, sala, elenco, precio de las entradas, etcétera.

¿Qué salió mal? Por un lado, la capacidad del dispositivo de grabar en espacios públicos hizo que los defensores de la privacidad pongan el grito en el cielo. Por entonces, se hablaba que la compañía estaba regando las calles de ciborgs, en una era aún no acostumbrada a los dispositivos de vestir.

Pero esa no fue la bala que hirió de muerte a Google Glass, que insistió con diversas versiones y que nunca se afianzó entre los consumidores. Brin no es el primero que dice que el producto se lanzó demasiado pronto. Cuando Google lanzó una tercera versión de las gafas, un ejecutivo de la firma reconoció que la estrategia comercial fue errada, indicando que fue un error generar gran expectativa en un dispositivo que, a fin de cuentas, era un prototipo.

A más de una década de ese debut, es posible que los nuevos sistemas de inteligencia artificial —una movida en la que participa Google, con fuerza creciente— permitan la revancha de Glass.

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