Algunas de las designaciones del Presidente electo de Estados Unidos están causando controversia y tensiones dentro de su propio partido.
Gabinete de Trump. Foto: EFE.
Tras un triunfo electoral categórico que Donald Trump y los republicanos consideran un «mandato para gobernar», una cuestión política incómoda empieza a tomar forma: ¿habrá lugar para el disenso en el Congreso estadounidense? Antes incluso de asumir la presidencia, el líder republicano está poniendo a prueba los límites del Senado, desafiándolo a rechazar algunos de sus nombramientos más polémicos, como los de Matt Gaetz, Robert F. Kennedy Jr. y otras figuras que integrarán su Gabinete.
Lo que prometía ser un gobierno unificado, con el Partido Republicano controlando tanto la Casa Blanca como las mayorías legislativas en la Cámara de Representantes y el Senado, enfrenta una realidad más compleja. Los líderes del Congreso deben decidir hasta qué punto alinearse con la agenda del nuevo presidente. “Estamos ante una señal de alerta roja para la democracia estadounidense”, declaró el senador demócrata Chris Murphy en CNN, en referencia a la nominación de Gaetz como procurador general.
Una primera prueba para el Congreso
El gabinete propuesto por Trump es el primer desafío para el Legislativo. Si bien el nombramiento del senador republicano Marco Rubio como secretario de Estado parece contar con apoyo bipartidista, otras designaciones generan mayor preocupación. Entre ellas, Robert F. Kennedy Jr., Tulsi Gabbard como directora de Inteligencia Nacional y Pete Hegseth como secretario de Defensa.
Sin embargo, la nominación de Matt Gaetz como procurador general ha levantado las mayores alarmas. Gaetz, conocido por su lealtad incondicional a Trump y su intención de reestructurar completamente el Departamento de Justicia, enfrenta críticas debido a una investigación ética por presunta conducta sexual inapropiada y uso de drogas ilícitas.
Aunque él niega las acusaciones, presentó su renuncia al Congreso tras ser nominado, poniendo fin a la investigación. El escenario político se torna cada vez más tenso, mientras el Senado se prepara para evaluar las controvertidas elecciones de Trump y sus implicancias para la estabilidad institucional de Estados Unidos.